Y es que en 1936 nadie nos hizo caso y mirad lo que pasó después…
Pero no, claro, allí fueron todos los deportistas de la tierra a competir olímpicamente bajo una misma bandera de hermandad entre todas las naciones. ¡Qué bonito!
Y mientras, en las mismas calles de Berlín millares de judios eran discriminados y maltratados por el régimen nazi. Pero nadie boicoteó aquellos juegos, los primeros televisados del mundo, y el régimen nazi lo aprovechó para lanzar una imagen moderna de Alemania y un suavizamiento de la imagen de sus líderes.
Y luego pasó lo que pasó.
2008. La historia se repite pero en un país comunista. A estas alturas de la película todos los lectores de esta Web ya saben lo que pensamos en Manueconomic de los comunistas (ETA, Pol pot, Castro, Stalin, Bresnev, Mao, y toda esa caterva de asesinos profesionales), pero ahora no nos influye la cruel ideología dictactorial que martiriza a los pobres chinos, no, lo que nos mueve ahora es la exhibición de la lucha por la libertad que encabezan los pacíficos monjes bonzos de Lasha, no importa el régimen que los torture; Los tortura, los mata y los está exterminando, ¡no hay más que hablar ni más medallitas en las que pensar, lo primero es la supervivencia de la raza humana en libertad!
Sí, el régimen chino de ahora parece más humano y todo occidente lo ve con buenos ojos “¡Poderoso caballero es D. Dinero!” decía Quevedo ¡No le falta razón!. Todos los países industrializados compiten por comerciar con China y agasajar a sus tiranos. Ahora ya no parecen tan malos.
Sin embargo, los pacíficos tibetanos han lanzado un grito desesperado de auxilio, un clamor contra la opresión: ¡Aquí no ha cambiado nada!
Y la respuesta de Occidente, tras cerciorarse de que en Tibet no hay pozos de petróleo, es la de acudir a la gala festiva de las olimpiadas de Pekín a codearse con los verdugos del pueblo tibetano y también del chino.
Si permitimos que la conquista y brutal represión del pacífico Tibet quede impune, la supuesta superioridad moral de Occidente habrá dejado de existir definitivamente.
No, pero, ¿qué digo? Tranquilos todos, el mejor Presidente de la Democracia de las Civilizaciones, el Eje Central de la Democracia, el Derviche de la Tolerancia, el Maestro Zen del Diálogo y la Comprensión, no está de acuerdo, ni mucho menos, con boicotear los festejos chinos. Por supuesto que no.
El irá a Pekín a tratar de establecer un canal fluido de diálogo con las simpáticas autoridades chinas tendente a fomentar la mutua confianza y la comprensión hacia los problemas comunes y no comunes en torno a una alianza de ideas, de paz, de tolerancia, y de -aunque a algunos les moleste oírlo (clara alusión a la AVT y a la Jerarquía Católica)- de DIALOGO, DIALOGO y más DIALOGO.
Por supuesto: el pueblo tibetano debe aceptar este dialogo y sentarse a negociar con los genocidas chinos sin imponer condiciones previas que dificulten la llegada de un acuerdo positivo para ambas partes.
Y los monjes tibetanos ¡¡Que dejen de crispar!! ¡Qué dejen ya de manipular a la población e incitar al odio! ¡Que se dediquen a sus rezos y a sus cosas y dejen de hacer política y de engañar al pueblo con sus mentiras y crispaciones!
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¡Gracias ZP! Seguro que los tibetanos ya respiran más aliviados