viernes, 3 de abril de 2009

España 2009 "UNEMPLOYED GATE" (la que armaron los ZP-boys)

Ayer el INE nos “sorprendió” con la noticia de un repunte del paro: ya hay 3.600.000 ciudadanos y ciudadanas sin trabajo, un millón de ellos ya no cobran el paro.
¡Un millón de personas en edad de trabajar NO TIENEN INGRESOS!
¿Sabe Bibiana Anido con su sueldo de 9.000 euros al mes, libres de impuestos, qué significa estar en el paro? ¿Lo sabe a lo mejor Pepiño Blanco? ¿Lo sabe Montoro?, ¿lo sabe Solbes? ¿Lo sabe algún político que esté o haya estado en el poder? No, no tienen ni puta idea. Y lo que es peor: dicen que pueden resolver el problema, aunque al Gobierno lo único efectivo que se la ha ocurrido hasta ahora es promocionar el aborto libre (el cálculo político es bárbaro: menos niños = menos gasto social ahora y menos parados después)
¡Hola señores del Gobierno y Oposición en general! Quiero darles una noticia:
Un parado no es un problema.
Voy a intentar definir que hay detrás de la menospreciada figura del parado:

Un parado es un ser cuyo aburrimiento enmohece. Todos los nominados (los que tienen nómina) huyen del parado cual si fuese un leproso.
Un parado es como un perro abandonado. Un parado es un ser que anda por la calle con su ropa vieja y muy usada, arrastrando unos zapatos muy gastados.

Y si lo paras notarás que su aliento 
es como aliento de vaca solo que huele a cerveza o a vino barato; y tratará de contarte cien mil chistes para que no pienses que él es un pobre parado de aliento de vaca alcohólica, dentadura amarilla y zapatos gastados.

No, él es un parado simpático que mantiene íntegra y en todo lo alto su autoestima y sus esperanzas alegres en el futuro que se merece pero que quizá tarde en llegar.

El parado se esfuerza pero tú ya sabes que es como hablar con un cadáver que él aún no sabe que está muerto.
-“El sábado mismo podíamos quedar para tomar una caña!”
Y tú no sabes decirle que los muertos no salen de fin de semana, que su entorno natural son los cementerios, ese largo boulevard por el que se va de lunes a viernes, sin objetivo definido, sin lugar dónde meterse.

Al final el parado entiende su lamentable situación, comprende que le han dejado fuera no sólo de su Empresa, le han cerrado las puertas a todo el entramado social. El cajero del Banco deja de ser simpático y el Director de la oficina bancaria empieza a mirarle con franca hostilidad “¡y eso que aún no le debo nada!” Hasta las más feas empleadas del Corte Inglés comienzan a tratarle con cierta displicencia “es que huele a parado” Lo que huele es a ropa vieja y zapatos gastados, ¡es un parado!

Y lo peor es cuando se retuerce sobre su lecho recordando que por muy poco le tocó a él y no a otro, que a él lo han arrojado fuera y que a los que se han quedado les han subido el sueldo y los han llenado de regalos de empresa. A gente que lo merecía mucho menos que tú, la han tratado mucho mejor que a ti, pobre parado.

El ciclo no se termina hasta que la tristeza, cual buitre leonado, se abalanza sobre el pecho del parado y le engarza el corazón entre sus garras negras: “¡parado estás atrapado!”. Y es entonces, sí, sólo entonces, cuando la angustia más densa y más apabullante que nunca, comienza a apretar lentamente la respiración espasmódica de un parado, “un vagabundo que aún mantiene un hogar” (o es el hogar el que lo mantiene a él)
Pero el Estado no colabora, le lanza al parado unas limosnas que ha de ir a recoger a la oficina del Inem, y le manda guardar cola para exhibirse delante de toda la vecindad “mira a Juan, ya está otra vez en la cola del paro”, se las daba de listo y ahí lo tienes, já.
Un parado es como un perro abandonado, va por la calle gris sin azuzar el viento, sus zapatos no brillan, su jersey no luce, y anda con la mirada triste y perdida.

Tranquilo señor parado, el Gobierno piensa en Usted, casi diría que el ministro de Trabajo (los que tienen nómina tienen un ministerio para ellos, los que tienen vivienda también, pero los parados y los sin techo no tienen ministerio que les valga) está sin dormir con esos 7.200.000 zapatos gastados en la calle.

Caray, a lo mejor si nos imaginamos los parados como si fueran cajas de zapatos veríamos una montaña de cajas de 3 kilómetro de altura, ¡lo verían desde la estación espacial!
- ¡Mira Dimitri!, ¡vaya montaña de cajas de zapatos han levantado los españoles!

Confío en que los 3.600.000 parados de España calcen menos de un 45, porque si les pasara como a mí que calzo un 47 acabaríamos todos descalzos ¡alrededor de 120 eurazos me clavan por cada par!

¿Cuanto valen unos zapatos corrientes? ¿45 euros? Eso son 162 millones de euros.

Vaya ironía, el país de los descalzos tiene de presidente a Zapatero. Ya lo dice el refrán: “casa de herrero cuchillo de palo” y ahora será: “casa de zapatero pies descalzos”

No es tonto el Gobierno al atacar el paro por el lado del aborto. Paro y aborto están estrechamente correlacionados: a mayor paro mayores dificultades económicas y por tanto mayor tendencia a interrumpir el embarazo. Pero el gobierno también tiene la responsabilidad de evitar ese sufrimiento a miles de familias que no puedes sostener esa nueva vida, y a esas miles de mujeres que se sienten solas y obligadas a deshacerse de sus hijos porque no encuentran ayudas. Esa es la verdadera ayuda a la mujer, que pueda ser madre con libertad.

Y esa será la 2ª gran ironía del gobierno socialista: dejar un país donde para nacer hay que tener padres con recursos suficientes y ser un bebé sano y sin taras. (vaya, los nazis sólo se conformaban con el 2º requisito). Y es que nacer ya no es tan fácil como antes, antes nacía cualquiera y en cualquier sitio. Ahora sino cumples unos cuantos requisitos a la bolsa de basura y punto. Total, ¿quién quiere más parados deambulando por la calle como las vacas por un pastizal?

Dende Fisterra para todo-lo mundo

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