Post screen by Insulae

Aquellos maravillosos años no son tan lejanos como la congoja nos quiere hacer creer.
Así comenzaba su relato un empresario que está a punto de quebrar del, vuestro tan denostado, sector inmobiliario. Aún no frisa los cincuenta pero tiene la experiencia adquirida en mil batallas libradas día tras día; la experiencia que no se adquiere en las escuelas de negocio; la experiencia que demuestra que la formación es importante que el trabajo es un medio valioso y que la suerte es el factor que determina el éxito; la experiencia, en definitiva, de quien no toca de oreja sino del que trajina en el mundo real, de quien genera la riqueza que otros se ocupan de gastar como hacían con la pólvora del rey nuestros Tercios.

En esta ocasión su atrayente presencia tiene un aire de tristeza, sus ojos denotan el cansancio y la derrota y su voz lo expresa con rotundidad: No hay salida.
Hace casi dos años aceptó unos pagarés que no va a poder cobrar, porque quien se los dio ha quedado asfixiado por el sistema financiero español, envidia del mundo conocido y del que está por conocer. Y ese mismo sistema no va tener piedad con él. Los mismos que le perseguían para invitarle a comer durante ocho años le persiguen ahora para que no pueda comer en otros ocho, por lo menos.
En época de vacas gordas, mi amigo, ha ganado dinero; aunque empezó sin muchos recursos logró hacerse con “montoncitos” que le permitirían vivir con holgura y seguir invirtiendo. Pero todo eso se ha venido abajo porque en el último y más productivo negocio le ha pillado el toro del impago. Quizá su devenir no sea motivo de pena para algún incauto, pero sí lo es para mí y me propongo explicarlo.
De esto del ladrillo, que debería ser conocido como “esto del suelo” ya que es donde realmente
está el beneficio, ha vivido mucha gente.
Me cuenta que antes de vender una vivienda, uno o varios propietarios del suelo sobre el que se construye han recibido un precio sustancioso. En este primer paso también ha tenido ingresos quien ha realizado la intermediación, los abogados y asesores fiscales que han participado en las negociaciones y el notario y el registrador, fedatarios públicos y garantes de la seguridad jurídica. Las arcas públicas se han nutrido del impuesto de transmisiones o del IVA, además del de actos jurídicos documentados ¿se me olvida alguno?
A su vez un estudio de arquitectura ha trabajado para el mejor aprovechamiento urbanístico, primero, y para un proyecto después.
Pagadas las tasas municipales y autonómicas, que no son pocas en número y cantidad, trabajarán en el proceso de construcción: albañiles, fontaneros, electricistas, carpinteros de interior y de exterior, pintores . . . bajo la dirección del arquitecto técnico y con los correspondientes estudios de seguridad e higiene, telecomunicaciones, energías renovables . . .
Los suministradores de materiales forman otra cohorte de proveedores difícil de enumerar.
Se cierra el ciclo con los agentes inmobiliarios y los medios de comunicación como paso previo al regreso a la notaria y al registro. Sin olvidarnos de las entidades financieras y de sus benditos tasadores. ¡Y cómo no! el comprador vuelve a pasar por la caja de las distintas administraciones.
La cosa no queda ahí porque además de la decoración, muebles, electrodomésticos y demás objetos que ocupan los rincones más inverosímiles de la nueva vivienda, los propietarios sienten un extraño impulso a cambiar de coche, vestuario, intensificar su vida social y los gastos en general.
Toda una serie de fichas de dominó, amigos de Manueconomic, están estrechamente relacionadas con el señor promotor que decide invertir sus dineros y esfuerzos para bien de propios y extraños. Y ese vínculo se está asemejando a los constructores de la tumba del faraón, su destino está siendo acompañar de cerca al difunto en el sepelio, tan de cerca que descansan en el interior de la cámara mortuoria, mientras en el exterior todo es llanto y rechinar de dientes . . . y, por supuesto, confianza zapateril.
Así comenzaba su relato un empresario que está a punto de quebrar del, vuestro tan denostado, sector inmobiliario. Aún no frisa los cincuenta pero tiene la experiencia adquirida en mil batallas libradas día tras día; la experiencia que no se adquiere en las escuelas de negocio; la experiencia que demuestra que la formación es importante que el trabajo es un medio valioso y que la suerte es el factor que determina el éxito; la experiencia, en definitiva, de quien no toca de oreja sino del que trajina en el mundo real, de quien genera la riqueza que otros se ocupan de gastar como hacían con la pólvora del rey nuestros Tercios.

En esta ocasión su atrayente presencia tiene un aire de tristeza, sus ojos denotan el cansancio y la derrota y su voz lo expresa con rotundidad: No hay salida.
Hace casi dos años aceptó unos pagarés que no va a poder cobrar, porque quien se los dio ha quedado asfixiado por el sistema financiero español, envidia del mundo conocido y del que está por conocer. Y ese mismo sistema no va tener piedad con él. Los mismos que le perseguían para invitarle a comer durante ocho años le persiguen ahora para que no pueda comer en otros ocho, por lo menos.
En época de vacas gordas, mi amigo, ha ganado dinero; aunque empezó sin muchos recursos logró hacerse con “montoncitos” que le permitirían vivir con holgura y seguir invirtiendo. Pero todo eso se ha venido abajo porque en el último y más productivo negocio le ha pillado el toro del impago. Quizá su devenir no sea motivo de pena para algún incauto, pero sí lo es para mí y me propongo explicarlo.
De esto del ladrillo, que debería ser conocido como “esto del suelo” ya que es donde realmente

Me cuenta que antes de vender una vivienda, uno o varios propietarios del suelo sobre el que se construye han recibido un precio sustancioso. En este primer paso también ha tenido ingresos quien ha realizado la intermediación, los abogados y asesores fiscales que han participado en las negociaciones y el notario y el registrador, fedatarios públicos y garantes de la seguridad jurídica. Las arcas públicas se han nutrido del impuesto de transmisiones o del IVA, además del de actos jurídicos documentados ¿se me olvida alguno?
A su vez un estudio de arquitectura ha trabajado para el mejor aprovechamiento urbanístico, primero, y para un proyecto después.
Pagadas las tasas municipales y autonómicas, que no son pocas en número y cantidad, trabajarán en el proceso de construcción: albañiles, fontaneros, electricistas, carpinteros de interior y de exterior, pintores . . . bajo la dirección del arquitecto técnico y con los correspondientes estudios de seguridad e higiene, telecomunicaciones, energías renovables . . .
Los suministradores de materiales forman otra cohorte de proveedores difícil de enumerar.
Se cierra el ciclo con los agentes inmobiliarios y los medios de comunicación como paso previo al regreso a la notaria y al registro. Sin olvidarnos de las entidades financieras y de sus benditos tasadores. ¡Y cómo no! el comprador vuelve a pasar por la caja de las distintas administraciones.
La cosa no queda ahí porque además de la decoración, muebles, electrodomésticos y demás objetos que ocupan los rincones más inverosímiles de la nueva vivienda, los propietarios sienten un extraño impulso a cambiar de coche, vestuario, intensificar su vida social y los gastos en general.
Toda una serie de fichas de dominó, amigos de Manueconomic, están estrechamente relacionadas con el señor promotor que decide invertir sus dineros y esfuerzos para bien de propios y extraños. Y ese vínculo se está asemejando a los constructores de la tumba del faraón, su destino está siendo acompañar de cerca al difunto en el sepelio, tan de cerca que descansan en el interior de la cámara mortuoria, mientras en el exterior todo es llanto y rechinar de dientes . . . y, por supuesto, confianza zapateril.

Me cuenta como ha visto que el bajo que ocupaba la asesoría que le llevaba sus cosas está cerrado, que la API que vendía sus viviendas ha tenido que despedir al 75% de la plantilla, que la notaría con la que solía trabajar está bajo mínimos, que el marmolista todavía resiste porque está rematando los últimos encargos, aunque dentro de seis meses tendrá que cerrar; como probablemente harán los instaladores, los carpinteros, los montadores . . . Empresarios que conoce de toda la vida le hablan de pérdidas que los encaminan a ERES. Fabricantes y distribuidores de muebles de cocina y baño ni venden a promotores ni a tiendas.
Le han dicho que las empleadas que han perdido su puesto no frecuentan la peluquería, ni salen a cenar y mucho menos de fin de semana. Tampoco las enormes rebajas están sirviendo para defender el año a los comerciantes. Sus colaboradores no van al cine, ni a los restaurantes, por no ir no van ni en avión, ha disminuido hasta la utilización del coche.
Por no gastar ni se enviaron sms en Navidad.
Personas que directa o indirectamente trabajaban con él han intentado renegociar su hipoteca, algunos lo han conseguido, los bancos no quieren quedarse con las viviendas que hoy están siendo tasadas, por los listos que antes iban al alza, en un 50% menos del valor que tenían en el

Y los españoles tendenciosamente informados por la mayoría de los medios que poco tienen de información y mucho de propaganda, han elegido al peor equipo de gobierno de la breve historia de la democracia para que lleve la nave de la economía a buen puerto. Más nos hubiese valido contratar a un equipo de tripulantes de patera. Por lo menos viendo que la cosa se pone fea te tiran al mar y los tiburones se encargan de liberarte de toda tribulación. Tus herederos no quedan endeudados hasta las cejas y, lo mejor, no tienes que aguantar las sandeces de los que viven a nuestra costa y pretenden seguir en el machito, eso sí, con paz social que aquí ya hemos protestado lo suficiente por lo del Prestige y lo de Irak.
Por cierto en Galicia se va a recuperar el movimiento “nunca máis” de cara a las autonómicas. Creo que con nueva denominación, más acorde con los tiempos y las intenciones “outro máis”.
Ya ven, señores de Manueconomic, aquellos maravillosos años de crecimiento olvidado, cuyo motor era “el ladrillo” ha supuesto una década dorada que no hemos sabido aprovechar. Socialistas y nacionalistas impidieron que prosperase la ley de liberalización del suelo, auténtico freno para la subida del mismo. Muchos no dejaron de tirar con bala contra la gallina de los huevos de oro. No se paró hasta asustar a todo aquel ciudadano europeo que soñaba con tener una residencia dónde disfrutar de un clima, una gastronomía, una cultura, un pueblo acogedor, una seguridad . . . de, en definitiva, lo que carecía en su lugar de origen. No se llevaron a cabo las infraestructuras necesarias: trasvase, puertos deportivos, carreteras, ave, plan Galicia de mierda . . . Se gastó el dinero a manos llenas duplicando, triplicando las administraciones; incrementando desaforadamente el número de funcionarios; enzarzándonos en estatutos, nacionalidades y naciones, lenguas, idiomas, inmersión y fracaso escolar; dejando crecer el agujero de las cajas; repartiendo a diestro y siniestro como si las arcas públicas no tuviesen fondo; enemistándonos con occidente y aliándonos con los que nos odian; todo para, con y por la ideología. Y, encima, si tener un plan B para cuando se agotase “lo del ladrillo”.
Es evidente que Solbes ganó el debate a Pizarro ¿o no?

7 comentarios:
En la mayoría de tus críticas manu, coincido, pero donde dices:
//Ya ven, señores de Manueconomic, aquellos maravillosos años de crecimiento olvidado, cuyo motor era “el ladrillo” ha supuesto una década dorada que no hemos sabido aprovechar//
mmmm, no sé si lo dices con ironía o realmente piensas que los años de la burbuja fueron dorados.
Bueno, como dices en el resto del artículo, fueron dorados para algunos, pero para la gran mayoría no. Lo dices la propia palabra, fue una burbuja, sin consistencia alguna, de positivo no tuvo nada.
1º Porque generó unos desequilibrios sociales que tu muy bien has remarcado
2º Porque la gran mayoría de la poblacion no se beneficio de ese crecimiento
3º porque el sustento economico, la propia especulacion, es la que fomentó esta crisis y esta cultura del ladrillazo.
Y lo siento manu, pero respecto a lo de liberalizar el suelo no puedo estar más en desacuerdo.
El problema no está en la propiedad pública o privada del suelo sino en el destino final que se le da. No es una cuestión de mercado/Estado es una cuestión de a donde van a parar las viviendas que se construyen y a que precio. Si se utilizan para especular (ya sea de manos de alcaldes o gobiernos corruptos o de empresarios listillos tanto da). Lo que hay es que impedir la especulación. Y en eso los mecanismos del mercado y las medidas aplicadas por ahora por el Estado han demostrado un fracaso estrepitoso.
Un saludo manu
Perdona Tremen, te pido disculpas, he cometido un error garrafal a la hora de publicar el post.
Lo presenté como "screen for Insulae" cuando en realidad tenía que decir: "screen BY Insulae" (ya está corregido)
Por lo demás estoy de acuerdo contigo desde la A hasta la Y.
No es hasta la Z porque sólo discrepo contigo en el tema de la Intervención del mercado.
Creo que la única intervención benefiosa sería la de una regulación que debería aplicarse para mejorar la competencia y hacer más libre el mercado donde el precio vendría determinado por el equilibrio entre la oferta y la demanda y si acaso la fijación de precios tope del suelo urbano (insisto: como la gasolina)
Los desequilibrios vienen precisamente de la continuada intervención del Estado que ha sido uno de los estímulos más fuertes que ha recibido la especulación inmobiliaria, vía tratamientos fiscales, vía subvenciones de la demanda, vía desviación especulativa del suelo público y regulación del privado, y ETC.
Insulae sigues sin querer aprender la lección de este batacazo anunciado. Sólo visionarios como Jove (el de FADESA) lograron acertadamente reconvertir su negocio justo el día antes (¡qué bárbaro!)
Sí, habría que diferenciar el mercado de 2ª vivienda para el turismo (sobre todo internacional) del mercado básico de la 1ª vivienda.
Vender casas en España a los extranjeros se me antoja uno de los mejores negocios para nuestra nación (atraen fuertes inversiones del extranjero y fidelizan a los turistas)
El problema económico consistiría en discriminar el precio de una vivienda respecto a la otra y eso sólo se lograría (es una primera idea) discriminando en razón de la nacionalidad del comprador, algo difícil y posiblemente ilegal.
De todos modos como la crisis aquí va tener un plazo mucho más largo que en el resto de Europa, preveo a finales del 2010 -aproximadamente- una avalancha de compras de viviendas en España por parte de turistas europeos que querrán aprovechar los saldos de la descomposición de este sector.
Saludos
Perdona manu, no entiendo que te refieres con insulae. Que es ¿un compañero tuyo que escribe artículos?
Insulae es un -no muy habitual, pero sí muy efectivo- colaborador de Manueconomic.
Por lo que sé de él, forma parte del entramado gallego de la promoción urbana e inmobiliaria, y por lo que me cuentan es de los pocos que se mantiene activo a pesar de la actual tempestad.
Algunas de sus anteriores aportaciones al debate sobre la burbuja inmobiliaria:
http://www.manueconomic.com/2008/07/catapum-post-enviado-por-insulae.html
http://www.manueconomic.com/2007/10/10-razones-para-no-comprar-vivienda.html
ammmmmmmm, que metedura de pata jajaja. Pues lo mismo que he dicho pensando en manu se lo dirijo al señor insulae xD
A ver, entonces entiendo manu que tu opinas que el Estado debe tener función regulatoria pero no interventora, me equivoco?
Creo que el deber de cualquier ecnomista es el de defender el Libre Mercado, igual que un licenciado en Derecho debe defender la Democracia por encima de cualquier otro sistema. A partir de ahí si las ineficiencias del Libre MErcado no se autocorrigen, el Estado debe regular los mecanismos necesarios para que funcione.
Intervenciones, las justas y muy limitadas
Resulta triste descubrir que al final lo único en lo que se puede confiar es en nuestra sabiduria popular.
Me explico, a esto que sucede, un tipico paisano gallego lo calificaría con un sencillo "Esto xa o decía eu". La verdad es que lo que está pasando era tan previsible que parece mentira que no fueramos capaces de frenarlo.
Queda claro lo que decía mi padre: "es fácil mejorar, pero cuando hablamos de volver a tiempos peores... somo capaces hasta de asesinar". Y eso hemos hecho: COMERNOS LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO.
El resto, pues indigestión. Las teoría económicas deben aplicarse a priori, no a posteriori. Eso sería inteligente, lo demás... listillos¡
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